Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

18/8/17

Ceguera por vos

Conservo una pena
tan agobiante
tan hundida de amargura
y de cuerpos de otros.
Murmullos de tiempo
y figuras vacías
de sabanas de seda
y de noches frías.

Conservo una pena
tan desbordada
que logra desvanecerme
como un ente,
sin colores,
sustancias
y medidas.
Por miedos,
por fracasos
y en silencio.

Sin ansias de nada
me adhiero a tus promesas
que entorpecen y me apuran  
con el anhelo de vos.

Estoy temblando de duda
de confusiones y penas
de suspiros y de la
decepción.

Mis silencios atormentan,
atormentan como quimeras
con sus angustias revoltosas
su ausencia de calor.
Yo les tengo cierta resistencia
tras mi brío
porque quiero lentamente embriagarme  
por desprecios de vos.

Pero el silencio por vos
mira a otra parte
con sus ojos en penuria
que ahora no distinguen
como empañados
que buscan una luz
buscan y buscan
y ahogan la mirada.

Los días se van
solo queda noche
tus manos se van
no logro atarlas.

Ya mi silencio por vos
desborda mis ojos
y es una pena tan agobiante
mi ceguera por vos.