Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

6/12/08

Bus a la esperanza

Tan escaso y vacio,
Tan fugaz y abandonado,
Con tu nombre a cuestas, con un rio de historias,
Con los sueños que estuvieron a bordo,
Con arrullos para soñar y subir al cielo,
Los llevaste a su destino, hiciste de anhelos pedacitos,
Alguna vez murmuraste, y hoy tus gritos son desesperados,
Suenan a auxilio a socorro.
No terminaste con la mayoría,
Revuelto y siendo uno en otro,
Porque serás uno siempre.
Y ahora estas hay enterrado,
en ese amplio valle, acompañando a las bestias,
Al frio, al viento.
Aun conservas mil historias,
Mil secretos que ocultar,
Hoy que tus ventanas se han roto,
y que tu hermoso palacio se ha disuelto,
Hoy que la lluvia te moja, lavando las heridas,
Hoy que el tiempo es notorio, y te sientes inútil
Hoy te ves fuerte, más que nadie,
Hoy tu nombre me sabe a sueños, a un poco mas,
A sal y azúcar,
A tristeza y al olvido que te recordará por siempre.

© Angélica Muñoz Coderque.

28/11/08

El Despertar De Alice

23/11/08

Detras De Camaras El Despertar De Alice


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Fusil Para Un Hombre

El hombre espero horas a que su llanto se apagara, se sintió el más débil de los que estaban allí, aunque sus compañeros de batalla, ya se hallaban en supuesta paz, quiso huir de todos pero su fuerza no le dio para dar el primer paso; El hombre de uniforme rígido y verde con su única amiga el arma de los blancos fijos, se quedo hay, viendo como la sangre escapaba de su prisión, entonces quiso descansar un poco, pero el temor de no volver á abrir los ojos le impido que lo hiciera, con el tiempo, llego la noche bajo su manto negro, a lo lejos se escuchaban gritos de inocentes, risas de los malos, y llantos de los pocos que quedaban allí. El hombre miraba por el pequeño hoyo que entraba por la pared, La pared húmeda que hacia que sus posibilidades de sobrevivir fueran escasas. Así, el hombre se quedo toda la noche contemplando el enorme cielo, haciendo que su mirada se disolviera en el espacio infinito, rogándole a los dioses en los que nunca creyó, le dieran una nueva oportunidad, una mas, la mas relevante, y quiso recordar por que se encontraba hay, sabia que su alma se destruía poco a poco, cada vez que veía morir a un hombre, probablemente a un inocente frente a el, sabia que nunca valdrían la pena, las noches que paso en vela sin poder sacar de su mente, los ojos que lo miraban con terror antes de ser cerrados para siempre. Se lamento por no estar con su hija recién nacida, por no asistir al entierro de su padre, y por causar la muerte de su madre; Aunque fuera el hombre a quien todos le tenían temor en la ciudad, quiso borrar su pasado, ser un campesino, y vivir de la tierra como lo hicieron sus demás compañeros de la infancia; Fue entonces, que el hombre de armadura de fuego, se quedo en silencio, recordando su risa enfermiza al llegar a su pueblo, y ver como todos le rendían pleitesía, no por respeto, si no por temor, recordó como ese uniforme había marcado su vida, entre llantos, y muertes, entre licor, bebidas y las drogas que nunca consumió.

Fue niño alguna vez, y paso su tardes jugando con las canicas, que varias veces intento comer, sus travesuras no pasaban de timbrar en la casa del vecino y sin motivo salir a correr por hay, en las noches cuando se suponía que el pueblo descansaba, oía como los pasos de hombres gigantes se acercaban, saliendo de la espesa selva para torturar a unos cuantos por dinero, su madre rezaba con lagrimas en los ojos, y el no podía entender como estos seres eran capaces de producir tal sensación.

Como un niño tan ingenuo, se pudo convertir en la bestia que tortura y mata sin cesar, dejando tras de si, enormes charcos de sangre, que hacían de su camino, un juego incesante de pistas para encontrarlo y ver su muerte publicada en cuanto papel existiera.

Ya sus ojos se vuelven grises, y sus labios se secan como la arena en la que reposa, la sangre ha dejado de fluir y sus oídos cada vez le niegan menos la realidad, el sabor de su boca insinúa sangre, y ahora su fiel arma se resbala por las manos, haciendo que su papel del malo se fugue poco a poco como lo hace la noche; Es hora de que el pequeño niño se vaya corriendo por las viejas casas que destruyo, es hora de reencontrarse con sus viejas victimas, a las que les negó el derecho de vivir, y de sobrevivir, es hora de ponerle fin a la carrera del viejo fusil, de retroceder el tiempo y dejar que el niño del viejo pueblo escondido entre la selva, crezca de nuevo esperando que esta vez tome la decisión correcta, y decida vivir.

Autor: Angélica Paola Muñoz Coderque

3/11/08

Fuimos Enanos

Éramos entonces enanitos que danzaban en la hierba,
sentíamos que estaba mojada y estábamos secos;
olía a ti magia, olía a campo húmedo y seco.
Las calles se transformaron en campos de batalla
y veíamos enemigos pasar a nuestro lado,
corríamos al ver que leones de humo se acercaban

reíamos al escapar de ellos, y jugamos por horas.
Sacamos espadas de sueños, que nos hicieron volar hasta los arboles;
y éramos tan altos, y éramos tan poderosos,
éramos un equipo luchando contra los miedos.
Y te vi llorar, pero no estabas triste mago de oscuros lentes;
eran entonces pulgas gigantes que saltaban por ahí.
El equipaje era ligero, pero cargamos tanto peso...
y el hombrecito de gorra quiso huir de todo,
pero la unión de los pequeños pudo más que eso.
Fuimos cansancio, y dormimos despiertos,
y sentí como tus fuertes brazos me cubrieron árbol de fuego, 

arbolito seco con frutos naciendo.
Entonces nos rendimos, y seguimos el camino,
como soldaditos de madera, marchamos disfrazados
de mil fantasías, de millones de anhelos.
Fanfarroneamos un tiempo, y dimos la cara por otros,
y enfrentamos a los dragones que buscan silencio;
gritamos en la sima, y las aves despertaron
e hicieron que llovieran plumas del cielo,
fue entonces que se unieron a la fiesta,
haciendo ruido con nosotros, ahogando el silencio.
Fue entonces un día, de manos secas,
de uñas sucias, de cuartos humanos,
de corazones y almas; y fue entonces que los enanitos huyeron,
cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos,
y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas
para los recuerdos, para los guerreros.
Y fue entonces que los enanitos crecieron.

29/10/08

Paranoia

Galopa lentamente por la piel
Se derrumba en la punta de los dedos
Se advierten los golpes continuos
Ruidos se evaporan con el tiempo.
Velocidades que atrapan al más raudo,
Figuras que se expanden figurando en el mapa,
Momentos de libertad, pasión, ira, rencor.
Fuego en el rostro, fuego en humo al rozar la piel,
Miradas que resbalan al compas de un lento blues,
Mariposas que danzan resistiendo bajo la lluvia,
Tierra seca abolida por el mostro del sistema.
Recuerdos perdidos, miradas fugaces,
Efectos de sueño, sueños confusos.
Mentiras piadosas, verdades siniestras.
Disculpas triviales, perdón sin olvido.
Juventud extraviada.
Poema de luz,
Zigzag de latidos… paranoia
Descanso y éxtasis.
Felicidad pasajero gratuito, viajero consentido,
Horror, temor, dolor, trinidad necesaria
Vetada y fugaz en la fiesta del tambor.

Autor:Angélica Paola Muñoz Coderque

26/10/08

A Ti

Es como se proyecta el mundo, es el rechazo de lo que soy realmente, fabricas la mascara, y soy todo lo que quieres que sea, intento absorber de la atmosfera tanto como puedo, llevo mi red cada día, intentando recoger del común la estrategia completa que me lleve a ti, intento tomar el camino correcto cuando llega el momento de decidir, a veces por el descuido surge la realidad en mi, salta hacia el vacío, y se lanza sin esperar ser salvada; Que te puedo decir cuando sueño no controlo nada, tal vez mi inconsciente sea mi verdadero consiente, ese que no puedes aceptar por lo raro que parece, no deberías preocuparte, jamás me alejare de ti, aunque lo quisiera sabes que no puedo, porque en el mundo todo se parece a ti; Lo siento, estoy contigo, porque me da igual tenerte a ti que tener a alguien más, se que el mundo entero esta en eclipse lunar continuo, aunque no lo perciban; Muchos locos llevan años tratando de descifrar el mundo, y no se dan cuenta que en realidad el mundo, es quien los analiza a ellos.

Intento no reírme de ti cuando pasas horas en la noche sacando cuentas, ¿para que? Para tener más que tu jefe, para darme más que los demás, según tú para que todo este mejor. Tengo que decírtelo, no necesito nada de ti, porque me da igual que me des la luna o me des el sol, ¿igual no los puedo tocar no?, de que me sirve la estúpida superficialidad del mundo, si al final todos parecen juguetes inertes que son dirigidos estructuralmente por el albedrio de algunos maniacos del poder, y bueno, de que me sirve decírtelo, si esto es lo que soy, por lo tanto esto es lo que vas a omitir, en este momento, te pondrás los zapatos y saldrás porque se presento algo de ultima hora. ¡No! no te sorprendas, en realidad no es un acto especifico tuyo, en realidad el mundo entero actúa así, son tan predecibles, todos huyen por miedo a la verdad, ¿y sabes que es lo peor?, que me dejo arrastrar contigo. Tal vez mi mundo no sea el mejor para ti, tal ves es mucha cafeína para una noche, pero para mi esta bien, es la dosis justa para sentirme completa, completamente sola, completamente satisfecha con lo que soy. No te preocupes nadie lo sabrá, el plan sigue en pie, yo seré un juguete mas de la sociedad, tal y como lo planeaste, pero lo siento si en la noche despiertas y me encuentras delirando y mis locuras me absorben por completo; Pero todo va a estar bien, al final puedes decir que fue un mal sueño, y fingir que no paso nada.

25/10/08

Cuando Callas Lo Siento



Perdón, solo son mis manos;
solo es el viento, son mis pensamientos.
Perdón solo te veía gritar, no escuchaba lo que decías...lo siento. 
Solo me lamente, no sentía nada, intentaba descubrirte; que tus ojos se cruzarán con los míos solo un momento.
Es verdad cuando callas dejas de estar en paz con tus pensamientos 
aun cuando hablas los matas en parte. 
Lo siento intentaba descansar cuando tu dormías.

Desde El Otro Ángulo

Somos espías en la soledad, prisioneros que se fugan en la noche y vuelven al refugio cuando la luz del día llama, somos almas que viajan entre los sueños, entre besos perdidos que encuentran labios sin sabor, viejos anuncios en postes callejeros, somos el flash de una cámara vieja, solo brillamos por segundos, vistos cuando llega el momento de posar. Somos monedas, frívolo material jocoso. Un parpadeo, un suspiro, la prenda más valiosa, que al final es usada por otros.


El tiempo nos huye y nosotros a él, viejos amigos y eternos rivales, vamos de la mano sonriendo hipócritamente al destino, destapando cartas e intentando atinar en el juego más mortal, zapato de charol brillante pero usado, fuerte y agotado; Y en el instante fugaz sabremos que no es necesario posar para salir en la foto, el fotógrafo es quien tiene el control en sus manos.

Autor: Angélica Paola Muñoz Coderque.

20/10/08

Juntos Y Solos

JUNTOS Y SOLOS
11:49 Am
Hola, ¿como estas?, escucho Eugenia detrás suyo, pensó que no era para ella, espero que pasara un auto y cruzo la calle, llevaba paso lento, sin prisa, sin afán, caminó una cuadra, y espero que pasaran los carros para poder cruzar; Ahora podía sentir como alguien ponía en su hombro una mano, y le decía… Hola te pregunte que como estas, Eugenia volteo la mirada, y vio a un hombre joven y descuidado a su lado, lo miro de reojo y sin fijarse en los carros, cruzo la calle y acelero el paso.
10:35 Am
Abrió los ojos, miro la pieza descuidada en la que vivía, se sentó y puso las manos sobre su rostro intentando despertar, sus pies descalzos tocaron la baldosa fría y sucia del lugar, y se levantó, la habitación era un desastre, las cenizas, basura y colillas de cigarros se esparcían por todo el lugar, el olor a licor a edificio viejo y acabado eran imposibles de ignorar; Christopher buscó que ponerse en el monto de ropa sucia que se hallaba en el rincón, se vistió y tomó un sorbo de café que posaba en el mesón hacía ya varios días, y salió del edificio, y segado por la luz del día, Christopher empezó a caminar sin rumbo, observó a la gente que caminaba a su alrededor, ejecutivos exitosos, parejas enamoradas y mujeres hermosas, Christopher no pudo evitar sentir celos y envidia; Se sentía como un fantasma entre la multitud, Christopher pensaba que si moría, nadie se daría cuenta, nadie lo lamentaría, nadie lo lloraría el día de su entierro, y pensó que este día sería diferente de los demás.
Christopher se sentó en el anden, y espero que abrieran el bar que siempre lo intrigo, pero al que nunca había entrado, por miedo al rechazo o por verse solo ante tanta gente; El reloj marco las 11:00 Am, y Escape bar abrió sus puertas, Christopher se levantó, cruzó la calle, y a paso lento entró al bar. Se sentó en la barra, pidió una cerveza y puso una canción en la rockola, sacó un bolígrafo y comenzó a escribir sobre una servilleta; Después de varios minutos, Christopher salió del bar, con la servilleta empuñada en su mano izquierda, caminó unas cuantas cuadras, y vio a una mujer que lo hizo sentir que el no era la única persona que se sentía sola y ahogada en el mundo, se acerco a ella y antes de que cruzara la calle, la saludo y le dijo… Hola ¿Como estas?, la mujer lo ignoro y cruzo la calle lentamente, Christopher la siguió y al ver que esperaba que cruzaran los carros para pasar la calle, puso su mano en el hombro de la mujer, y le repitió las palabras que hacía unos segundos atrás le había dicho, Hola, te pregunte ¿Cómo estas?, segundos después la mujer volteo a mirarlo y Christopher sintió como esa mirada esquiva penetraba su alma, Christopher se quedo sin aliento, y la mujer le dio la espalda y cruzo rápidamente la vía como quien huye de algo.

12:46 Pm
Llegó al viejo edificio en donde vivía, y noto que muchas personas entraban y salían de el, Eugenia se alojaba en la habitación que quedaba al final del pasillo del quinto piso, pero al subir las escaleras y pasar por el tercer piso, vio como dos policías dialogaban silenciosamente en la entrada de uno de los cuartos, y extrañamente volvió a sentir la necesidad de saber lo que ocurría en el lugar; Al acercarse, logro escuchar a los policías hablando, nombraban a Christopher el mismo joven que hacía unos minutos, se había lanzado a un carro por la absurda soledad que lo invadía. Eugenia perdió sus sentidos, su cara estaba pálida, no tenía expresión, y su cuerpo se movía hasta el quinto piso como por inercia, abrió la puerta, dio unos pasos hacía el baño, y al mirarse al espejo no pudo evitar sentir odio, hacía si misma; Eugenia metió su mano derecha en la mochila, y saco el escalpelo que tanto utilizaba en sus trabajos de universidad, se miro al espejo acerco el instrumento a su cuello, y con un ultimo suspiro Eugenia sello su vida.
11:51Am
Escucho los frenos de un carro y un estallido que la estremeció, se dio la vuelta para mirar que había pasado y noto que la multitud anunciaba un accidente; Eugenia no era una persona a la cual le importara lo que sucedía con la sociedad, pero esta vez sintió que debía mirar lo que había pasado, se acerco y notó que un hombre se hallaba muerto al lado de un carro, sus pupilas se dilataron y su cuerpo tembló al notar que el hombre que se hallaba muerto en el piso, era el mismo sujeto que minutos atrás, la había saludado. Eugenia se quedo congelada, a unos metros del cadáver, como quien espera una respuesta o un porque. Al pasar los minutos, llego la policía a revisar los hechos, y al examinar el cuerpo, notaron la servilleta que Christopher llevaba empuñada en su mano. Al mirarla con detenimiento los policías notaron que la servilleta llevaba una nota que decía…"Hoy es diferente, porque hoy me arriesgare a ser lo que nunca eh podido ser, seré visible para alguien, quien me haga sentir que todo no es tan malo… Esa persona… Mi último intento por sobrevivir a la humanidad".

Autor: Angélica Paola Muñoz Coderque.

6/10/08

VISITANTES DE LA NOCHE

Abrimos las ventanas, encontramos los ruidos, los verdaderos ruidos que se destapan en la oscuridad, y si te das cuenta, puedes sentir todo lo que se encuentra adentro, lo que ocultas con el manto del miedo, de la inseguridad. Y si callas y si cierras los ojos te puedes dar cuenta, cada cosa la podemos encontrar, es justo saber que la noche nos descubre, cuando la descubrimos a ella, cuando quitamos la gruesa mascara del reloj que la tapa, y si cruzas los dedos, y si dejas de caer ante el cansancio, y si le das la oportunidad de surgir, te puedes enamorar, del absoluto ruido que inunda los sentidos. Desnúdate ante ella, deja que te lleve a descubrir lo que siempre has tenido en frente, deja que te demuestre que cada objeto tiene vida, que con el sonido no basta, es necesario que te detengas a escucharlo, escucha el llanto de la noche, escucha como ríe, escucha la fiesta que mantienen en secreto mientras todos duermen, ella nos cuida, nos regala la oscuridad nos regala paz, hay que darle vuelta a la hoja, hay entrar en la fiesta con la oscuridad, y bailar con ella, sin parar sin descansar, y dejar que nos inunde con el sonido interno de la calle, y dejar que el ruido de la electricidad se extienda por nuestra piel, olvida el temor y permite que tus bellos se ericen de frio, porque tu sangre sentirá la fuerza de la noche, sentirá que es realidad, sentirá que tiene vida, y fluirá con fuerza. Y cuando respires y expulses el aire, veras el hermoso juego que tienen el aire caliente de tu cuerpo con el implacable frio de la noche, podrás ver que llevas por dentro, y veras como el vapor se va danzando con el viento, y querrás jugar con el.
Ahora mira hacia arriba, mira hacia los lados, mira las calles, ves esos pequeños individuos que salen de noche a jugar con la luz de los postes, ojala pudieras mirar la pupila de tus ojos, como se expande tratando de mirar mas; Pero… porque no cierras los ojos, te darás cuenta que sentirás que descubres mas con los sonidos que con solo mirar, porque así es la oscuridad, no necesita ser observada, solo esta hay esperando que la escuches en su inmenso silencio. Así es dentro del silencio, la oscuridad guarda la agudes de los ruidos, de los ruidos mas extraños, de esos sonidos que con la mas intensa luz pasas por alto; Siendo noctámbulos, juagando a ser gatos, corriendo por las calles, descubriendo que los colores se transforman, destapándote al final, confesándote con la noche, contándole todos tus secretos, y llorando con ella; Y al amanecer, despídete, viendo como el hermoso negro se degrada con el azul profundo, quedémonos hasta que se acabe y sintamos como se marcha con el escándalo mas potente, como despiertan las aves y se despiden agradeciendo por el descanso, y ahora que todos despiertan, transfórmate de nuevo, ríete de la ironía y finge.

12/9/08

Permiso Para Entrar


Me preocupa la forma en la que habita en mí, se mudo hace poco… trajo sus fotos, ubicó sus sonrisas hipócritas en los rincones de mí casa, dejo su olor en la habitación oscura de atras, y no se como consiguió violar la cerradura, ahora encuentro sus prendas regadas en el hall, a veces las recojo y las guardo en la caja de seguridad sin clave.

No las quiero ver, no la quiero sentir, pero ella es el emigrante que habita sin permiso, se larga y llega cuando quiere. Lo desordena todo, prende la luz pero nunca la apaga, y cuando quiero dormir, cuando quiero descansar, no me deja; Porque no se puede alejar del todo, porque no la puedo echar, porque es tan difícil no abrirle la puerta cuando golpea. Que estupidez si es que quiero que nunca mas se valla, conservo la ilusión de que sus viajes a la nada terminen, o irme con ella a volar sin rumbo. Pero es imposible, siempre pierdo su rastro aunque tengo mas de tres radares en mi casa no la encuentro, ella siempre llega cuando estoy a punto de cerrar. Siempre sabe donde estoy, sabe lo que hago, y gracias a mi debilidad sabe lo que pienso.

Al lado de esa maldita luz la espero y observo como se consumen mis cigarros, como se va mi vida esperando a que llegue, que inútil sufrimiento. Y ese maldito reloj pasa tan lento, es posible que solo sean mis sueños, pero nunca tuve sueños tan largos, detesto cuando me despiertan a la mitad de ellos, mil historias quedan inconclusas, es un enigma el final, aunque lo sienta.

¡Si! lo se, no es un final feliz, se ira de nuevo y yo me quedare con este vacio infinito y seguiré pensando que me dibuja mientras duermo, a veces parecerá que canta bajo la ducha, que me besa cuando golpea el viento y quizá entonces estaré empapada bajo la lluvia, hundiendo mi barco porque solté el timón, tal vez alguna vez pueda volar sin rumbo, caer desde el edificio mas alto, abrir el paraguas, y volar dejando que este puto viento me dirija, chocando con mil puertas, buscando las llaves de una linda casa, con ventanas color ocre, con cuadros de mil colores colgados en su interior, un rico aroma, que tenga azotea en donde pueda admirar la noche y querer quedarme, poder descansar , quizás ser feliz, y mudarme por siempre.

26/8/08

Mariposa Daltónica


Ahí me encontraba yo, a las 2 AM de la mañana un miércoles de una semana de estudio común y corriente, esperando que de mi mente surgiera el chispazo artístico, esperando ese preciso momento en donde se coge la pluma y se empieza a plasmar en una hoja de papel la esencia de lo que somos, es un momento de profunda divinidad que tiene el escritor, entre transmitir algo que realmente nos sale del corazón, o simplemente poner palabras vacías sobre un papel que probablemente nadie leerá porque carece de sentimientos y de la pasión que el escritor imprime en sus versos con sus palabras. Por mi mente pasaba de todo, tantas cosas vividas, tantos momentos y experiencias por las que he pasado, podría decirse que intencionalmente en la mayoría; sin embargo había algo que no me dejaba dar ese primer paso para escribir, era un dolor profundo que inundaba mi alma y que no quería salir, un dolor de esos que sentimos propios, que están aferrados a nuestra alma como las pecas a nuestra piel, un sorbo de café y seguí esperando, de repente fotogramas inundaban mi mente, era como si se armara un collage de emociones inexplicables que pronto me hicieron explotar, golpeé la mesa como quien se niega admitir una verdad, y pasé las manos sobre mi cabeza.



Ni yo sabía que ocurría ni que pasaba por mi mente en esos momentos, ¡mierda! Nunca me fue difícil escribir, y mucho menos cuando siento dolor. Y ahí me encontraba yo, sola en la sala de mi casa, con ese silencio tan profundo que caracteriza al lugar, sentada allí al frente de ese cuaderno, que mas que nada era un libro lleno de emociones y en su mayoría de sufrimiento, ese viejo libro que me había acompañado tantos años y que ingratamente nunca había sido ojeado por alguien mas que no fuera yo. Eché un vistazo hacia las primeras hojas del desgastado cuadernillo, por fin una sonrisa se dibujaba en mi rostro, "con que inocencia escribía hace años", balbuceé; el primero de los escritos que mas que nada parecía un examen mal hecho con rayones y todo, se titulaba mariposa daltónica... un momento, ¿mariposa daltónica? vaya que tenía problemas cuando le titulé; tenía once años cuando escribí en este loco libro por primera vez, y hoy me reía de mis propias palabras, como quien se ríe de sus propios errores. Pero que danza bella de confusas ideas que significaban tanto para mi alma, que regocijo sentía al leer mis palabras 8 años después de ser escritas, que hermosa ironía, que hoy me llenara el alma, lo que un día me hizo tan infeliz.

Mariposa daltónica que un día se coló por las ventanas de mi habitación, y que me hizo volar por primera vez en la fortuna de las palabras, que con sus alas me atrapo que no me soltado hasta el día de hoy, y espero que no lo haga jamás. Entre tantas emociones encontradas que tenía en ese momento, intentaba recordar o encontrar entre tanto sufrimiento el porqué del nacimiento de mariposa daltónica. Cual había sido la causa de tal locura inocente, pero mi mente estaba en blanco; una ráfaga de olvido había arrasado con el dolor y su motivo, desilusionada de mi misma y de mi memoria pasé la hoja con mucho cuidado porque era tan frágil, que cualquier movimiento brusco la haría pedazos. A la mitad de la hoja le daba fin a la historia, pero en ese momento noté que mas abajo y en sentido horizontal, ya poco legible, se encontraba un párrafo en tinta negra; un nubarrón de tristeza vaga y permanente se apoderó de mi interior, cada letra que leía se escabullía por los muros de mi alma y decoloraban el arco iris de mi ser, con tal coraje que mi aliento se desvanecía ante ellas. Incliné mi cabeza y una lagrima que bajó lentamente por mi rostro, calló y se fundió en la tinta y el papel, tan profundamente como yo me ataba con ese cuadernillo. Suspiré y mi mente permaneció en blanco varios segundos, revisé de nuevo las palabras que allí se posaban al parecer hace varios años, y noté que la fecha se hallaba escondida entre una metáfora que solo el y yo podríamos comprender, no por conocimiento si no por la afinidad que existía entre su alma y la mía. Mi viejo sabio que se sentaba tardes enteras a discutir sobre los pequeños detalles de la vida, que para la mayoría de gente pasaban por desapercibidos, pero que para nosotros eran una buena excusa, para contemplar nuestra razón e inquirir en el porqué de las cosas.

Mi viejo que tantas veces me regañó por dañar sus puros de marca Farias corona que trajo consigo al llegar de España; hermosa España que posaba inmóvil en ese cuadro de acuarelas que pintamos una tarde juntos después del café. El abuelo ilustre que me encantó tantas veces con la sencillez de sus palabras, el mismo hombre obstinado que cuatro años atrás había luchado implacablemente con la enfermedad y que al final decidió dejarme husmear sola en el callejón de la vida. Y como lo extrañaba yo, en que otra persona podría encontrar la complicidad que me producía comunicarme sin tener que pronunciar palabra, quién mas me podría contar de la vieja Cataluña con la nostalgia y el sentimiento con que lo hacía el abuelo.

Olvidándome del tiempo, y del porqué me encontraba esa noche allí sentada, susurré como si alguien me escuchara ¡ah viejo testarudo como te extraño! como si el siguiera ahí en el mismo sillón de siempre. Sin explicaciones o tal vez por mi paranoia, sentí como un frío extrañamente cálido recorrió mi espalda, haciéndome sentir como cuando tenía pocos años y el viejo me sentaba sobre sus piernas a contarme largas historias sobre pío Baroja o Rafael Alberti, y mi madre lo regañaba porque según ella, yo era muy chiquita todavía y no podría comprender la complejidad de sus palabras, el viejo solo reía y le respondía a mi madre que la juventud no era sinónimo de estupidez, me besaba la frente y me musitaba al oído que pronto le daríamos final a la historia, tomaba su tinto oscuro y salía a fumar silenciosamente.

Sequé la hoja intentando que mis lágrimas, no corrieran la tinta que se posaba colosalmente en mi humilde cuaderno, aún se podía leer la metáfora de mi viejo que me decía con vehemencia estas sabias palabras:

“Las alas son el símbolo de la expresión, y el miedo es la cárcel del arte, porque ni siquiera la muerte es capas de apagar la esplendorosa flama del espíritu que zarpa hacia el saber”

Ahora podía recordar porqué en ese preciso día le dí vida a mi mariposa daltónica, cual era el motivo por el que una niña de once años, escribía con tal apatía sobre la vida, el porqu´ de la desilusión, de la desesperanza, del temor y del dolor. Ese día tuve que escudriñar entre la inocencia e ingenuidad, un poco de madurez y sensatez para poder soportar el desconsuelo de las palabras que mi abuelo me diría. Era una mañana helada, la más helada que he vivido en esta enorme ciudad, yo me dirigía como siempre a la habitación de mi viejo a saludarlo y a escuchar alguna de sus frases antes de irme a estudiar, aunque yo sabía que junto a el aprendería mas que en ningún otro lugar.

Tomé sus manos, bajé mi cabeza para que me pudiera besar la frente, como acostumbraba hacerlo para despedirse. El viejo no me besó la frente, me tomó de mis pequeñas manos, y después de un largo silencio, me confesó que estaba enfermo, que su cuerpo empezaba a mostrar los signos del cansancio, y que la enfermedad que lo afligía, no le permitiría hacer ese viaje de vuelta a Cataluña con el cual habíamos soñado tanto, me hizo prometerle que seguiría adelante, que no lo recordaría con tristeza, y que al contrario cada vez que pensara en el, recordara ese pequeño respiro que nos tomábamos cada tarde para contemplar la magnificencia de la vida. No pude evitar romper en llanto y desplomarme ante el, aun sabiendo que ni las lagrimas podrían expresar el dolor que inundaba todo mi ser; recuerdo que me dijo que estaría presente cuando las dudas surgieran en mi cabeza, me pidió que no me conformara con lo que afirma el mundo, que fuera siempre un paso mas allá de lo que se da por hecho, y después de un largo silencio, sacó de su armario un cuadernillo color caoba, sellado con un pequeño laso gris, lo puso en mis manos y con lagrimas en sus ojos y se despidió de mi. Y ahora estaba yo ahí sentada en la sala de mi casa leyendo ese mismo cuadernillo, que marcó toda mi infancia; sostenía en mis manos el símbolo de la unión mas grande que podría tener en la vida.

Al leer de nuevo las palabras, que el abuelo había impreso en el cuadernillo, note que una fecha se asomaba pidiendo ser tomada en cuenta, 10 de septiembre de 2004. Mis manos sudaban como nunca y mi corazón latía tan fuerte que casi lo podía escuchar, una mezcla entre miedo y sobresalto posaba en mi interior, 10 de septiembre justo una semana antes de morir mi viejo.

No sabía que pensar, ni que decir, mi mente estaba en blanco. Solo sé, que lo que sentía no era tristeza, ni dolor, era la exaltación de todo mi ser; mi viejo fue fuerte hasta el ultimo día de su vida, recuerdo que su voz nunca quebranto a pesar del maldito cáncer que consumía su interior, ahora entiendo que su espíritu fue mas fuerte que la enfermedad, y a pesar del dolor físico su esencia nunca desfalleció, luchó con la misma valentía y el coraje con que lucharía un soldado en guerra por mantener su honor. Su honor ante la vida y su honor ante la muerte, no queda duda en que el viejo lo logró, se fue con la dignidad con que lo haría un sabio, y antes de irse quiso recordarme que la vida es para vivirla, para gozarla pero ante todo para descubrirla.


De eso se trata la vida de atinar, de acertar, pero también de errar, de equivocarse; equivocarse para seguir intentándolo, atinar para sentir la satisfacción del triunfo, para enseñar, para transmitir el conocimiento, el viejo me lo transmitió a mi, y lo hizo de una forma única, con la sutileza y humildad con la que lo hacen pocos, por eso lo admiré de niña, por eso lo sigo admirando ahora aún después de su partida, y por eso lo admirare para toda la vida.

Sequé las lagrimas de mis ojos, y como un impulso de mi ser, sin razón o explicación, arranqué la hoja, con la frase que me dejará marcada para toda la vida, y en el balcón de mi casa como un acto simbólico, quemé el papel, que tantos sentimientos y emociones me había despertado apenas unos minutos atrás, tal vez por eso, porque el viejo era mas que papel y tinta, y para recordarlo y recordar sus enseñanzas no era necesario leerlo en un papel, lo que el me había obsequiado era algo que iba mas allá del valor material y trascendía lo físico. Las llamas consumieron en segundos las letras que un día escribí con tanto coraje, y que el abuelo contrarresto con su sabiduría, las cenizas danzaron con el viento, y partieron con el, así como siempre deseé que mi mariposa daltónica alzara vuelo. Esa noche había media luna y brillaba esplendorosamente sobre mi, el silencio del ambiente era único, solo se podía escuchar como el viento charlaba con las hojas de los árboles, y ahí me quedé yo toda la noche, vi el amanecer mas hermoso de los pocos que he visto, y recordé como tantas veces vi el atardecer junto al viejo. Y supe que no estaba sola, como el lo prometió, me senté en el viejo pero acogedor sillón de la casa, y dejé que el dulce canto del amanecer me arrullara, mientras mis parpados caían lentamente dejándome descansar.


“Las alas son el símbolo de la expresión, y el miedo es la cárcel del arte, porque ni siquiera la muerte es capas de apagar la esplendorosa flama del espíritu que zarpa hacia el saber”.

Pasos De Tiempo

Francisco salía de su casa al amanecer, no llevaba reloj pues sus años en el ejercito nacional le habían enseñado a leer la hora según la posición del sol, era un hombre de estatura mediana, de contextura gruesa, su cuerpo ya empezaba mostrar los signos de la vejez y el cansancio, el era como muchos otros victima de la guerra, a sus 28 años había perdido una de sus piernas en combate, pero aun así conservaba su temperamento firme y siempre fuerte; sin embargo Francisco siempre ha sido una persona solitaria, vive solo en una pieza de motel, nunca se ha casado, ni ha tenido hijos; Le conozco pocos amigos, y los que tiene solo lo buscan por su dinero, Francisco todas las mañanas se toma un tinto bien oscuro, se fuma un puro y lee el mismo periódico hasta las 8:30 am, en el café que queda al lado de la estación del tren. El no conduce un auto, ni toma el bus; Francisco camina, sus pasos son torpes y muy frágiles a la vista, camina jorobado y con la mirada en el suelo, parece un hombre frio, tosco. En las noches se le ve deambulando solo por los callejones de este humilde barrio, es tan silencioso que casi pasa desapercibido. Veo el reloj faltan diez para las once, me asomo por la ventana y como siempre Francisco acaba de llegar. Bajé las escaleras tan rápido como nunca, cruce la calle y llegue a su habitación antes que cerrara la puerta.

-señor el tinto que pidió.
-¿tinto? No joven no he pedido ningún tinto.
-Si señor, lo pide todos los días, pero hasta hoy se lo pude traer.

Dejé la taza en un mesón viejo y desgastado al lado de su cama, y Salí del lugar tan rápido como pude. Francisco me llamo un par de veces antes de cerrar la puerta, pero ya no podía dar vuelta atrás.

El día que vino después de esa noche fue diferente, Francisco incumplió su cita con el reloj por primera vez. Extraño verlo cada mañana salir a la misma hora del viejo motel. El periódico tirado al lado de su cama sigue esperando que lo lean una ves mas cada mañana y el mesero aun sirve el tinto oscuro para la mesa del fondo que el ocupaba, pero no hay nadie que lo tome con ese detalle con que lo hacia Francisco.

Autor: Angélica Paola Muñoz Coderque.