Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

25/10/08

Desde El Otro Ángulo

Somos espías en la soledad, prisioneros que se fugan en la noche y vuelven al refugio cuando la luz del día llama, somos almas que viajan entre los sueños, entre besos perdidos que encuentran labios sin sabor, viejos anuncios en postes callejeros, somos el flash de una cámara vieja, solo brillamos por segundos, vistos cuando llega el momento de posar. Somos monedas, frívolo material jocoso. Un parpadeo, un suspiro, la prenda más valiosa, que al final es usada por otros.


El tiempo nos huye y nosotros a él, viejos amigos y eternos rivales, vamos de la mano sonriendo hipócritamente al destino, destapando cartas e intentando atinar en el juego más mortal, zapato de charol brillante pero usado, fuerte y agotado; Y en el instante fugaz sabremos que no es necesario posar para salir en la foto, el fotógrafo es quien tiene el control en sus manos.

Autor: Angélica Paola Muñoz Coderque.

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