Un embrujo, un buen alago, una carta que llegó al destinatario equivocado; cualquiera pudo ser la razón de aquel cambio de parecer, que dejo además de la lengua seca, el vientre inflado sin una razón lógica. De lejos a pesar de los lentes rotos se veía como venía gritando de emoción, asegurando y dando por hecho compañía de por vida y quién siguiera la tradición de un apellido no muy sonoro, que con un azul nombre combinaría.
A pesar de tanto alarde y aires de amor bueno, los castillos se derrumban y mas si son de naipes... ¡si!, los castillos se derrumban para construir mas alto y mas fuerte encima. ¡si! a veces no son tan buenas las sorpresas, a veces la felicidad se acerca al abismo mas que nada, y a veces, unas pocas veces estar al fondo del abismo es estar cerca de ser feliz... por eso son tan famosas las sorpresas. Por eso pierden admiradores los excesos de confianza y por eso andar a ciegas empieza a ser la mejor opción.
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