Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

18/8/13

Un poco de fiebre para variar

Reconozco esa sensación, veo como mis pies se van arrastrando y descubriendo buscando el lugar frío entre sabanas; el calor hace recorridos inestables por el cuerpo... las preocupaciones, los miedos, la rabia, los recuerdos... saben como vengarse sin permitir dejar atrás, sin permitir un descanso, sin permitir. Pequeñas lagunas se van viendo en el cuerpo, un va y ven repetitivo en la mayoría de las circunstancias; compromiso, compromiso, compromiso. Obligación, obligación, obligación. Que al final y en paz el alma y el cuerpo, con un día de buena suerte se puede convertir en dejarlo ir, dejarlo pasar, dejarte llevar.

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