Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

2/11/10

Sigilio

Y sentir sus heladas manos me hizo despertar,
de su afecto dañino que me afecta,
y del amargo sabor de labios mundanos
que se desvanece con su profundo mirar,
como el humo se disipa en el aire,
sigilosamente inhumándose en el tiempo, en la noche y en mi sed…

Sospecho que ahogara de colores mi alma,
y al abrir de nuevo los ojos, dos lagrimas caerán,
por la luna que cada noche se aleja, y palomas que se van detrás
al escapar de esta espinosa irrealidad,
este cuerpo también se irá con los ojos vendados
sin querer atender más a los gritos inquietos que desboca el corazón,
ajustando ranciamente con las manos hasta suprimir
cada latido que es provocado por el sonido de su voz.

3 comentarios:

Externamente Alterada... dijo...

me sacaste los pensamientos de la cabeza... ¬¬

Angie Coderque dijo...

Me estoy exorcizando por las dos.

JCBA dijo...

Buena terapia... sugiero levantarse muy temprano y no dormir ni un segundo en el día!

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