Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

7/3/17

Siendo dolor

Todo empieza como una palabra, un susurro, un hola puede llegar destrozarte el alma. ¿Sabes?, yo apoyaba los pies en el suelo, duraba horas poniéndome una prenda sobre otra, disfrazándome. Caminaba horas dando recorridos en mi cabeza, buscando una forma cualquiera de llegar a ti. Dibuje tu rostro perfecto, un holograma tuyo se construía en mi cabeza. Cuando me hundí en ti por primera vez, toda tu piel me absorbió en cámara lenta, no me di cuenta en que momento estaba ahí, bajo tu misma piel, en tus dolores, en tus secretos, era cordura dentro de ti haciendo daños en mi cabeza. Cree una silueta de humo inspirada en ti que jugaba entre mis dedos. Una figura que desapareció como humo y que no pude agarrar. Con las manos vacías, la piel se empezó a podrir, a derretir, el centro de mi cuerpo se abrió y paredes afiladas se acercaron tanto que hicieron agujeros profundos por todo mi cuerpo. Me desangré gota a gota hasta que la última gota de mi calló dejando de ser un dolor en el cuerpo y convirtiéndose en dolor al abrir los ojos, siendo dolor en el aire, en el café, en las noches, en los días, en las voces, en los pies, en el asfalto, siendo dolor yo y siendo dolor en todo. 

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