Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

15/2/13

Siempre he pensado que la "maldad" es producto de los errores que se cometen por lograr un objetivo, pero en realidad la maldad como tal, sínica, siniestra, descarada, no la conozco; el ser humano es conveniente, busca siempre su bienestar, salud, trabajo, amor; el amor no es condicionado, no es posible decidir a quien amar, ni en que momento dejar de amar.

El burlesco, un poco juguetón, se escabulle por ahí sin pedir permiso, sin preguntar por compromisos o promesas; no juzgo, me pasó alguna vez, dejé de amar y luche por aferrarme al facilísimo, a lo fijo, a lo "estable"; gran error, el amor no se forza, simplemente se siente, o no. 

Creer en el verdadero amor me hizo fuerte, me enseño a darlo todo sin temor a caer, y aún cayendo seguir amando, seguir dando. El verdadero amor es justo, honesto, y conoce cuando es el momento de hacerse a un lado, busca la felicidad de quien se ama por encima de sus propios intereses. No me arrepiento de abrir la puerta para que sea feliz, es necesario, el mundo la necesita. Necesita de su voz, así sea cantandole a otra persona, necesita de sus labios, de su cara, de su ser, de que transmita su magia, y eso solo puede ser siendo feliz. El amar y ver como se va es un proceso delicado, necesita de calma, de compañía, de fuerza, de berraquera, del mismo amor. Por eso nunca me ha gustado la lastima,  soy lo suficientemente fuerte para afrontar la vida, me trajeron aquí a gerrearmela y eso voy hacer.

El duelo es una espera larga, amarga, con sabor a limón; el objetivo es ver en pro de la tranquilidad y el bienestar propio, el objetivo es soñar y hacer realidad los sueños, así la mayoría vayan desapareciendo con el tiempo. Por mi parte considero que la tranquilidad se consigue dejando atrás las banalidades, lo cotidiano, el odio... el odio es innecesario, nadie tiene la culpa de sentir,  de interponerse entre dos, la vida misma es así, inexplicable, ruda, el que se duerme o no se levanta está condenado al abismo. Yo estoy condenada al perdón, a comprender, a desear lo mejor, a amar con todas las putas fuerzas, a luchar con las garras y a volver amar, está en mi ADN. 


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