Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

26/3/13

Veo esa bolsa que dice "La 14", recuerdo cuando tenía esa edad, recuerdo... prefiero cerrar los ojos y evadir. En realidad se me va la vida en evadir, siempre corriendo, siempre callando, siempre hablando de mas. Ahí se fue el ultimo cigarro de la caja, en verdad se fueron siete quizá ocho minutos de mi vida, ahí con la mirada al cielo, viendo Monserrate, mirando la bolsa; la brisa golpea mis manos, me hace estremecer, yo solo le doy por acompañante al humo o tal vez con el se fue un suspiro. Los rayos de luz entran por las rendijas del metal, tocan mis pies, me coquetean un poco mostrándome a que huele libertad...¿libertad, a que huele libertad?, libertad huele a eco, a cielo, a hierba, libertad huele a sed, cansancio y algo mas. Sé a que huele libertad y sigo aquí, esclava de la rutina, del humo, del asfalto, del miedo; aquí echando raíces, aquí siendo talada de a poco, aquí sin decisiones, aquí con cobardía. Sigo aquí. 

Amo la locura porque en ella te puedes esconder, quiero volverme loca y tomar decisiones, cortar estas raíces del todo, entonces esperar que amanezca y que en su lugar aun este mi cabeza. Sonreír sin mentiras, alargar los pasos, acortar las distancias, ser una con la tierra, y hacer de la tierra parte de mi. Sin remordimientos ser, con la cabeza pensar, sin excusas permitir y sin evasiones actuar.

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