Fue entonces un día, de manos secas de uñas sucias, de cuartos humanos, de corazones y almas, y fue entonces que los enanitos huyeron, cuando al alejarse se sintieron gigantes de cuentos, y perdían el mando de ellos, dejando las puertas abiertas para los recuerdos, para los guerreros, y fue entonces que los enanitos crecieron...

-Angélica M. Coderque-

19/4/13

A la arena que se hunde bajo mis pies, y la gota que suena de madrugada.
Al sonido de la alarma a las 3, y a mi reloj mental de las 6. A la comida quemada, y los minutos que llego tarde; al maquillaje corrido,  y las camas mal tendidas.

Por el tiempo de media noche que corre mas rápido en invierno, por el frío de madrugada y lo pies que buscan calor; es que se percibe el correr de la sangre, es que se escucha un latir en el pecho, es que tiembla el  cuerpo, es que se abren o cierran los ojos, es que me encuentro aún en pie. Aún en mis silencios, y evasivas, aún con sonrisas, y malos chistes, aún de indiferente y desaparecida; aún así sobre muros de metal construidos a punta de desilusiones y anhelos... sigo en pie, sigo viva. 

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